Gracias por los días de Sol y los nublados tristes.
Gracias por las noches tranquilas
y por las inquietas horas oscuras.
Gracias por la salud y por la enfermedad.
Gracias por las penas y por las alegrías.
Gracias por todo lo que me prestaste y después me pediste.
Gracias, Señor, por la sonrisa amable y la mano amiga,
por el amor, por todo lo hermoso y lo dulce.
Por las flores, las estrellas, la experiencia de los niños
y de las almas buenas.
Gracias por la soledad, por el trabajo,
por las dificultades y las lágrimas,
por todo lo que me acercó a Ti más íntimamente.
¡Muchas gracias!